miércoles, 7 de marzo de 2012

Indecisión



La tienda está vacía a esas horas. El dependiente, un hombre de pelo blanco y sonrisa cansada, ordena las prendas de ropa. Sólo faltan diez minutos para cerrar. Hoy no ve el momento de marcharse. Ha estado sólo todo el día y, desde primera hora de la tarde, se le ha instalado una molesto dolor en la espalda. Mientras está doblando un suéter, se abre la puerta. La cliente de última hora, la que revuelve todo y se marcha al fin sin comprar. El dependiente frunce el ceño. Con amabilidad forzada, le ofrece su ayuda, pero la chica deniega con un breve gesto de cabeza. Recorre la tienda despacio. Revisa los chalecos, las chaquetas de punto, las camisas. Nada parece de su agrado. Despliega unas bufandas, se prueba una gorra varias tallas más grande. El hombre mira impaciente su reloj. Como no cierre caja, va a perder el metro. Desdobla de nuevo la prenda que tiene en sus manos. Pura lana virgen. Suave y ligero. Cualquier hombre lo llevaría con agrado. Ella desliza su mano para acariciarlo. ¿Lo cree adecuado? Imagina a su amante por la noche, en el calor del dormitorio, quitándose el suéter delante de su mujer. Imagina sus dudas. Sus mentiras absurdas. Las risas sofocadas mientras se tumba finalmente sobre ella. ¿De veras es adecuado? La chica pregunta en voz baja ¿Es éste el regalo adecuado para un hombre que la ama, pero no suficiente?






Imagen tomada de Internet